El mundo de donde proviene Kocol se mueve como lo ha hecho desde hace siglos, en un aletargado y monótono ritmo de nacer, crecer, multiplicarse y morir; algunos habitantes jamás llegan a pensar en el maravilloso hecho de la vida misma que les toca vivir. Aceptan su suerte como si del vaivén de las mareas se tratase, como un designio estelar que marca sus vidas. Pertenece a uno de los tantos grupos de seres vivos homogéneos que forman parte de una cadena alimenticia, donde la impronta genética les dicta sus acciones. Familia de tradiciones profundas y arraigadas, de satisfacción del deber cumplido, de la rutina como modo de vida, Kocol pertenece a una sombría casta de zombies que desarrolla el mismo guión escrito desde antes de la deriva de los continentes; pero él es diferente. Kocol despertó a otra vida, a otros rumbos, al peligroso acontecer de la responsabilidad de una decisión.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
José Michelli: Compañera, la felicito por el despetar, por romper con la rutina, por ser un rebelde molusco, una inexistente sirena. Un abrazo y un beso.

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