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Mostrando entradas de agosto, 2007
"Desde aquellos días en la playa del Concorde, ha sido mucho el camino recorrido y muchos seres encontrados, entre ellos, decenas de valvas a las que se les ha acercado intentando reconocer-se. De algunas de ellas supo que aquella playa transparente ya había desaparecido para dar lugar a uno de esos inefables ecosistemas que crean los seres humanos y que luego ni ellos mismos quieren. Ya nadie vivía allí y las familias habían migrado a playas cercanas. Este fin de semana tendrá la oportunidad única de visitar unas playas cercanas, las de la isla de Coche. Una semana estará por allá buscando dar con su otro yo o con alguien que pueda darle alguna pista sobre su paradero, mientras tanto, por aquí, me ha pedido que les deje saber que les llevará en sus pensamientos, que querrá que le deseen la mejor de las suertes en este viaje y que espera re-encontrarlos al regresar". Sobre Kocol.
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Hay un innegable grado de libertad en la ruptura... es la adrenalina de sentirse lanzado al vacío imaginando, por un segundo, que puedes volar. ¿Y por qué no?
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Un segundo, un día, una semana, un mes, un año, diez años, cien… ¿Cuánto tiempo se supone que debemos andar rondando por esta tierra? ¿Cuánto tiempo tenemos para cumplir nuestra misión? ¿En cuánto tiempo descubre uno su misión? ¿Hay gente que muere sin descubrirla? ¿Tenemos alguna misión que descubrir? Benditos aquellos que recorrieron una senda con la frescura y certeza de sentirse responsablemente libres consigo mismos y con su entorno.
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"Ahora veía las cosas de una manera más completa; no se quedaba con la primera impresión, indagaba más, se interesaba más, se cuestionaba más. De pronto todo tuvo dos lados, todo tuvo dos versiones, todo tuvo dos intenciones. Revisaba y enloquecía con las revisiones, aprendió a ver y a colocarse de cualquier lado de una situación y, entonces, lo supo: no hay absolutos, no hay verdad única, todo se comparte, todo le pertenece a todos". Sobre Kocol.
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"Comenzó a ser más consciente de su otra mitad, se dio la posibilidad de escucharse y con ello abrió una fuente de conocimiento desconocida hasta entonces. Se descubrió más crítico, más analítico, más tolerante, más paciente. Pudo revisar sus conocimientos y su historia desde otra perspectiva, desde el asiento del frente, y su vida se enriqueció con lo que ya sabía y con lo que no sabía". Sobre Kocol.
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"Sí, los bivalvos son monógamos. Nacen como pareja y, si llegan a separarse, no pueden volver a unirse a otro que no sea la misma mitad con la que nació (es esto ley de vida aunque en la práctica erróneamente intenten unirse a otros creyendo que han encontrado a su mitad ideal)". Sobre Kocol.
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"Aunque sobreviven como bivalvos, sólo cuando se separan de su otra mitad, pasan a formar parte del paisaje de la arena de las playas donde pueden pasar el resto de sus vidas si nada o nadie cambia esa situación. Las separaciones ocurren por motivos diferentes y, al igual que ocurre en cualquier tipo de relación, la mayoría ni siquiera se plantea que haya una salida, si es correcto o incorrecto, si hay que luchar por cambiar la situación o si sencillamente la aceptan como parte de un misterioso destino escrito en las calcáreas paredes del fondo marino". Sobre Kocol.
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De todos esos sueños, le gustaban mucho en los que volaba; tantas veces había visto hacerlo a aquellos peces alargados con aletas tan grandes como alas, que de un impulso saltaban sobre el agua y planeaban sobre ella para caer varios metros mas allá. Le fascinaba la idea de verlo todo desde arriba, desde afuera. En sus sueños, la sensación de volar sólo se equiparaba con los maravillosos paisajes vistos o imaginados: Una cúpula azulada oscurecida por las horas nocturnas se salpicaba de numerosos y brillantes puntos blancos que, como perlas, iluminaban el lugar que ocupaban sobre aquel manto. Esos azules nunca los había visto en el mar y cargaban de imágenes a su inquieta mente llevándole sobre cimas espumosas y llanuras de verdes algas. Quería saber qué había más allá... Sobre Kocol.
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Escucho voces sobre mí, a veces queditas, a veces bulliciosas, unas cantarinas, otras quejumbrosas; siento pasos a mi alrededor que van, se detienen, vienen, a veces pausados, a veces apresurados, unos bailan otros se arrastran... ¿Cómo sé que no lo imagino? ¿Cómo sé que no estoy solo? ¿Cómo sé que estás ahí? ¿Hola?
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