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Mostrando entradas de abril, 2008
Vivir es viajar "Re-corro calles propias y ajenas; encuentro paisajes conocidos y grabo en mi mente los nuevos; re-conozco a gente que me saluda y me detengo a hablar con quienes tienen a bien re-cibirme; me busco en el re-flejo de sus ojos sonrientes y me estremezco por la cálida sensación de familiaridad: son parte de mí... Aparto la mirada y el imponente horizonte palidece ante la contudencia del hoy, de la decisión, de la voluntad; re-tomo mi paso, mi camino..." Sobre Kocol.
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Los signos de los tiempos...
Esperan- za , sí. ¿Hoy? ¡Mucho mejor! En la esquiva búsqueda de un mañana que se aleja con cada segundo que pasa, no perdamos la felicidad que juega en un hoy que nunca cesa.
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Lo último que se pierde...
Caída... ¡y mesa limpiecita! Brumas, niebla, superficialidad, egoísmo, ceguera,indiferencia, desilusión, desánimo, grises, contracorriente, inercia, apatía, cuatro paredes,abismo, desgano... Kocol, "el espaturrao". Una mano, ¿dos? ¿Alguien?
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Sueños, caminos, rumbos, tiempos, aprendizajes... Para Trina
Del polvo vienes... bueno, del venezolano "Caminar, al principio, no fue fácil; sentía que vivía en un poderoso torbellino que le halaba hasta su atormentado centro con la misma facilidad con la que le sacaba a flote cada vez que una nueva pieza de aprendizaje encajaba en su mente. Eran ciclos indetenibles que le llevaban de la familia a los amigos, a la sociedad, a la filosofía, al yo, al otro, al mañana, al ayer… y que le llenaban de dudas e inseguridades, de confusiones y errores, de alegrías y logros, de avances y éxitos, de vuelos y aterrizajes, de polvo del camino...". Sobre Kocol.
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Auto-estima...
Cuando era chiquitintino... "Sus primeros recuerdos le ubicaban en un amplio terreno arenoso cubierto de piedrecitas y protegido por un denso bosque de algas por tres costados; al norte, una suave colina de arena, coronada por una pétrea formación arbórea, tamizaba la llegada de las olas convirtiéndolas en suaves y delicados hilos de burbujas por entre los cuales le encantaba pasar para sentir el cosquilleo en su carnoso cuerpo. Era su paseo preferido. Era tan amplio el espacio para jugar que podía deslizarse colina abajo, esconderse entre las rocas y explorar el bosque de algas, todo sin molestar a nadie ni hacer levantar la cabeza de sus mayores..." Sobre Kocol.
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¡Re-creo!