"Ahora veía las cosas de una manera más completa; no se quedaba con la primera impresión, indagaba más, se interesaba más, se cuestionaba más. De pronto todo tuvo dos lados, todo tuvo dos versiones, todo tuvo dos intenciones. Revisaba y enloquecía con las revisiones, aprendió a ver y a colocarse de cualquier lado de una situación y, entonces, lo supo: no hay absolutos, no hay verdad única, todo se comparte, todo le pertenece a todos". Sobre Kocol.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sé que puedo ser más fuerte