De pequeños, la espontaneidad signa nuestras vidas. La libertad de acción, el desconocimiento de límites, la falta de miedo, la curiosidad, la risa franca, el instinto "en exploración", el querer saber y hacerlo todo porque nos sabemos capaces de hacerlo, los ojos achinados al máximo en rebelde picardía y hasta el “hacer el ridículo” dibujan nuestros pasos y mantienen abiertas todas nuestras opciones. Siempre que regresemos allí, alguna puerta o ventana se abrirá frente a nosotros.
Porque otro mundo es posible... "Estoy en los valles intentando recordar cada palabra, cada sonrisa, cada gesto cada mirada que me ayudó a aceptar cada una de las capas que me con-forma, cada sueño que llevo puesto. Estoy en las cimas intentando olvidar cada palabra, cada mueca, cada gesto cada mirada que me impidió avanzar cada comentario que me impidió asumir cada centímetro que llevo puesto . Y así divago, me debato, me ensimismo grito, sufro, callo, me encierro intento torpemente evadir tanto realismo soñando con el mundo que yo quiero ".
Comentarios