"Delicadamente la colocó sobre la arena y se quedó observándola un rato. El sol comenzó a bañarla con sus tiernos rayos y de pronto vio su reflejo en aquella superficie reluciente, descubriendo, a la vez dos amplias sonrisas en sus ojitos. Decidió, entonces, invitar a una concha cochense para balancearse en aquella sonrisa que había vuelto a despertar". Sobre Kocol.

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