Nunca es fácil saber qué se quiere en la vida como tampoco lo es que lo que se haga guste para siempre. Y aunque uno luche por conseguir estar siempre a gustito, lo cierto es que debemos evitar la inactividad y la inercia y seguir esa búsqueda. Aún cuando no sepas qué hacer, muévete, redes-cubre las cosas que te gustaban cuando eras niño o atrévete a hacer cosas nuevas. Y sonríe. Sonríe siempre. Nada puede salir mal cuando los ojitos brillan y se reflejan en las miles de maravillas que nos rodean...

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