Somos nómadas, ciudadanos del entorno de turno.

Nos mimetizamos entre la gente y creamos vínculos de pertenencia
que solemos creer durarán para siempre.
Y seguimos caminando,
y en la próxima encrucijada nos deslumbra otro escenario
y de inmediato sentimos que, ahora sí, formamos parte de él,
y nos disfrazamos para “encajar”;
y en el siguiente cruce encontramos…

Mientras, nuestro atuendo interior espera la oportunidad de relucir
e iniciar el camino hacia la realidad única,
la propia.

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