Todo es perfecto cuando se tiene fe

El fresco vaivén de cristalinas aguas azules
trae nuevas imágenes del mañana.
No hay nada imposible bajo el ardiente sol,
nada parece lejano cuando en el horizonte
mar y cielo se funden frente a tus ojos.
Claridades, aromas y murmullos
se hacen cómplices en cuatro paredes
que se abren al verde-azul del exterior.
Sombras, ventiscas y silencios
se confunden en escarpados relieves
para ofrecer refugio al creyente.
Todo es perfecto si cerramos los ojos
y bailamos con los brazos abiertos
como cuando nadie nos ve.
Todo es perfecto cuando se tiene fe.

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