Los límites son barreras concretas que creamos en nuestro camino; muchas veces son espejismos a los que les permitimos sabotear nuestra felicidad, nuestro crecimiento y nuestra evolución. Casi siempre basta con abrir los ojos, mirar desde la acera del frente nuestro comportamiento y escuchar lo que dicen esos otros que sabemos que nos aman. Tendemos a ser nuestros peores críticos y podemos ser implacables con nuestro accionar. Relajarse, fluir, ser espontáneos y actuar son, generalmente, las respuestas que hacen desaparecer las ataduras que nos impiden ver más allá de lo evidente.
Comentarios
Aun no pongo en practica eso de tratarme como a una niña¡
Como me gusta venir para aca, siempre encuentro letras a modo de respuestas.. jeje locuras mias...
Un beso cariñoso niña ...